¿Puedo aprender a mirar a los ojos cuando hablo?

¿Puedo aprender a mirar a los ojos cuando hablo?

¿Alguna vez te has preguntado por qué no puedes mantener el contacto visual con la persona que tienes enfrente? Muchos expertos coinciden en que tu mirada comunica. Los ojos son los que nos proporcionan una mayor información a la hora de comunicarnos, ya que son la zona más expresiva de nuestro rostro.

La duración del contacto visual, la intensidad, el movimiento de nuestros ojos, etc., pueden dar una gran cantidad de información a la persona que nos observa si esta sabe escuchar con los ojos. Sin embargo, no todos somos capaces de iniciar y mantener la mirada con nuestro interlocutor. Veamos con más detalle las razones por las que esto sucede y cómo poder mejorar la interacción visual.

aprender a mirar a los ojos cuando hablo

Mirar a los ojos.

Tus ojos hablan y escuchan

Realmente no consta ningún estudio que desentrame los motivos de la falta de capacidad para mantener el contacto visual, pero sí podemos afirmar que esto tiene mucho que ver con la intencionalidad y personalidad de los individuos.

Sabemos que no es posible no comunicar. Nuestros ojos hablan y, de igual modo, escuchan cuando observan. Una mirada esquiva, huidiza y errática nos transmite mala energía y puede llegar incluso a influir negativamente en la percepción del mensaje.

¿Por qué evitamos mirar a los ojos?

Mucha veces una mirada esquiva va asociada a personas diagnosticadas con un trastorno de ansiedad social. Se trata de personas que tienden a evitar juicios de valor por parte de otros por miedo a que estos sean negativos. No poder mirar a los ojos a alguien también puede estar desencadenado por causas como las mentiras. Cuando tratamos de esconder una mentira no queremos que nuestro interlocutor nos descubra y además, nos sentimos mal por mentir y por ello evitamos mantener la mirada.

La timidez es otro de los factores a tener en cuenta. La timidez nos lleva a una falta de confianza en nosotros mismos, motivo suficiente para sentirnos intimidados por nuestro interlocutor. Esto resulta habitual cuando tenemos enfrente a una persona con un carácter dominante y extrovertido, siendo la introversión un rasgo característico de nuestra personalidad.

Nuestro estado anímico también tiene un papel relevante. Si estamos tristes, no querremos mirar directamente, a menos que queramos hacer partícipes a la otra persona de nuestra tristeza.

¿Por qué mirar a los ojos cuando nos comunicamos?

Por otra parte, una característica inherente al ser humano es la de despertar el interés gracias al poder de la mirada. Somos capaces de entusiasmar, animar y convencer a quien nos escucha con tan solo mirarlo a los ojos. Es más frecuente mantener la mirada cuando hablamos que cuando escuchamos. Cuando hablamos es lógico mantener el contacto visual, ya que lo normal es querer resultar convincente.

Sin embargo, es importante que la gente con la que hablamos entienda que le estamos prestando atención. Toda comunicación es un proceso bidireccional. Por ello, parecerás más convincente, fiable y dialogante cuando tu compañero de charlas sienta que su conversación te está resultando de interés.

En este punto queremos destacar el hecho de que la gente extrovertida es capaz de mirar mucho a los ojos, mientras que la introvertida tratará de ocultar su mirada con más frecuencia.

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Evitar contacto visual.

Cómo mantener el contacto visual

Somos conscientes de la dificultad de mirar directamente a los ojos en personas tímidas, introvertidas o con problemas de ansiedad. En realidad, no es necesaria una mirada directa para transmitir que estamos pendientes e interesados en la conversación de la otra persona. Apúntate este pequeño truco: dirige la mirada al triángulo que queda entre los ojos y la boca. Tu interlocutor sentirá que los estás mirando a los ojos.

Para superar esta fobia a mirar a los ojos, te recomendamos practicar de forma regular con alguien de tu círculo más cercano con quién tengas mucha confianza. De este modo, al saber que no estás siendo juzgado en modo alguno, tu ansiedad por el hecho de mantener un contacto visual prolongado desparecerá de manera progresiva.

Cuando sientas que llegas a unos altos niveles de ansiedad como resultado de mantener la mirada, te aconsejamos realizar una serie de respiraciones profundas. De este modo, conseguirás calmarte hasta tener de nuevo la situación bajo control.

Debemos tener en cuenta que no miramos a todos igual. No todos los interlocutores nos despiertan el mismo grado de interés. Por ejemplo, mantendremos nuestra mirada de una manera más directa y prolongada con aquellas personas con las que sentimos que hay atracción. Y aunque no suene muy ético, miramos mucho más a los ojos a una persona que nos parece atractiva.

En definitiva, el desarrollo de la habilidad para mantener un contacto visual lo podemos obtener con la práctica continuada. Tu mirada comunica, y es por lo que debes tratar de hacer uso de las diferentes técnicas de relajación y respiración a tu alcance para disfrutar de una comunicación plena y sin barreras visuales.